EJERCICIOS PARA EL CEREBRO:
Los pequeños olvidos que comenzamos a padecer después de determinada edad, no llegan a afectar nuestra vida pero sí nos producen ansiedad. Con terror, pensamos que el cerebro empieza a convertirse en gelatina y nos preocupa quedar como la abuelita que recuerda con lujo de detalles todo acerca de su niñez, pero no puede acordarse de lo qué hizo ayer o esta misma mañana.
Si esto le suena familiar, no se preocupe, hay esperanza...
Existen muchos mitos en los que las personas equivocadamente relacionamos la edad con la falta de memoria.
Los neurocientíficos han comprobado que no necesariamente tiene que ser así, que las células se regeneran en el cerebro de los adultos y que, al contrario de lo que se pensaba, la pérdida de memoria no se debe a la edad o a que las neuronas se mueran, sino a la reducción en número y complejidad de las dendritas (ramas de las neuronas) que, a través de la sinapsis, reciben y procesan la información de otras células nerviosas.
Esto sucede por una sencilla razón: falta de uso. Es muy sencillo así como se atrofia un músculo sin uso, las dendritas también se atrofian si no se conectan con frecuencia, y la habilidad del cerebro para procesar nueva información se reduce.
Es cierto, el ejercicio ayuda mucho a alertar la mente; también hay vitaminas y medicinas que aumentan la transmisión sináptica y fortalecen la memoria, éstos son conocidos como los ÁCIDOS GRASOS OMEGA 3,6 Y 9.Sirven también cuando se produce pérdida de la memoria. Sin embargo, nada como hacer que nuestro cerebro fabrique su propio alimento: las NEUROTROFINAS.
Las neurotrofinas son moléculas que producen y segregan las células nerviosas, y actúan como alimento para mantenerse saludables tanto ellas como las sinapsis. Cuanto más activas estén las células del cerebro, mayor cantidad de neurotrofinas producen; esto genera más conexiones entre las distintas áreas del cerebro.
¿Entonces qué debemos hacer?
Lo que necesitamos es hacer pilates con las neuronas: estirarlas, sorprenderlas, sacarlas de su rutina y presentarles novedades inesperadas y divertidas a través de las emociones, del olfato, la vista, el tacto, el gusto y el oído.
Además, retarlas con crucigramas, juegos como rompecabezas o ajedrez, etc.
¿El resultado? El cerebro se vuelve más flexible, más ágil, y su capacidad de memoria aumenta. Un fantástico entrenamiento, que hará que sus neuronas adquieran un nuevo brío juvenil.
Al leer esto, seguramente pensará:
Yo leo, trabajo, hago ejercicio y mil cosas más durante el día, así que mi mente debe estar muy estimulada!!! La verdad es que la vida de la mayoría de nosotros se
lleva a cabo dentro de una serie de rutinas.
Piensa en tu día o semana promedio.... ¿Qué tan diferente es tu rutina de la mañana, tu ruta hacia el trabajo, la hora en la que comes o que regresas a la casa? ¿El tiempo que pasas en el auto? ¿El tiempo y los programas que ves en televisión? las actividades rutinarias son inconscientes, hacen que el cerebro funcione en piloto automático; requieren un mínimo de energía y las experiencias pasan por las mismas carreteras neuronales ya formadas tiempo atrás. No hay producción de neurotrofinas.
Algunos ejemplos de ejercicios que expanden substancialmente las dentritas son:
1. Bañarse con los ojos cerrados.
Sólo con el tacto, localice las llaves de agua, ajuste la temperatura del agua, busque el jabón, o el shampoo... Verá cómo sus manos notarán texturas que nunca antes habían percibido.
2. Usar la mano no dominante.
Comer, escribir, abrir la pasta dental, lavarse los dientes, abrir el cajón con la mano que más trabajo le cueste usar. Peinarse, bañarse píntarse, afeitarse lavarse los dientes con la mano no dominante.
3. Leer en voz alta.
Se activan distintos circuitos que los que usamos para leer en silencio.
4. Cambiar sus rutas.
Toma diferentes rutas para ir al trabajo, a su casa.
5. Cambie sus rutinas.
Haga cosas diferentes. Renuévese, fuércese a salir, conocer y conversar con personas de diferentes edades, trabajos e ideologías. Experimente lo inesperado. Use las escaleras en lugar del ascensor. Salga al campo, a la playa, camínelo, huélalo.
6. Cambie las cosas de lugar.
Al saber dónde está todo, el cerebro ya construyó un mapa. Por ejemplo, cambiar el lugar del pote de la basura; verá la cantidad de veces que tirará el papel al viejo lugar.
7. Aprenda algo nuevo.
Cualquier cosa puede servir, aprender, por ejemplo fotografía, cocina, yoga, estudia un nuevo idioma. Si le gusta, arme rompecabezas, tápete un ojo para que pierda la percepción de la profundidad, por lo que el cerebro tendrá que confiar en otras vías.
8. Identifique las monedas.
Ponga en su automóvil una taza con varias monedas diferentes y tengalas a la mano para que, mientras está esperando en el semáforo, con los dedos trate de identificar la denominación de cada una.
9.- Cambie el mouse de la computadora al lado contrario de donde lo usa comúnmente.
Por qué no abrir la mente y probar estos ejercicios tan sencillos que, de acuerdo a los estudios de Neurobiología del Duke University Medical Center, amplían nuestra memoria?
Y si tenemos suerte y funcionan, nunca más volveremos a preguntarnos:
¿Dónde dejé las llaves? ó ¿Dónde dejé los lentes?
¿Interesante verdad? Pásalo a tus amigos te lo agradecerán!!!!!!
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